Con una clara simbología mariana, dedicada a la Virgen Madre de Dios, la fachada de la portada principal de Almería es el preludio del arte renacentista que hay en su interior. Está formada por una serie de elementos teológicos e históricos que hacen que en ella confluyan el tiempo y el arte.

Podemos observar sobre las puertas cómo se entremezclan motivos decorativos cristianos, marianos e, incluso, de origen pagano, como los angelotes que revolotean entre sus espacios: una reconversión del dios pagano Eros admitida en el Renacimiento por los artistas más relevantes.

Tal como ocurre en el alzado de la Catedral, la portada es obra de Juan de Orea, ejecutada a mediados del siglo XVI. En ella se pone de manifiesto, siguiendo los postulados del arte renacentista español, toda la intencionalidad de la Iglesia de mostrar su apogeo triunfante en el Concilio de Trento; así como la fuerza que, por entonces, poseía la Cristiandad bajo el imperio de Carlos V, cuya heráldica timbra el conjunto.

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«… Tampoco dejéis de ver la Catedral gótica, de las postrimerías de este orden arquitectónico, y la cual, por fuera, más parece fortaleza o castillo que templo cristiano. Fortaleza es, efectivamente, construida ex profeso por tal arte que sirviese, como sirvió largos años, al propio tiempo para el culto de Dios y para defenderse de los hombres; quiero decir, para rechazar a los piratas berberiscos y turcos, dueños del Mediterráneo y azote de sus costas cuando se empezó a erigir esta iglesia, lo cual fue con alguna anterioridad a la batalla de Lepanto y a la consiguiente decadencia de la piratería musulmana».

Pedro Antonio de Alarcón

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