“Gótico y renacentista”
Desde el exterior, el entorno construido que conforma la Catedral de Almería destaca por su uniformidad, apreciandose la ausencia de cambios bruscos de estilos constructivos; antes bien, todo el edificio se concibe en un mismo espacio uniforme ideado como el perímetro en el cual se custodia el templo catedralicio. De esta forma, sus anchos muros y la escasa altura –impropia de una iglesia catedral común- denotan su carácter auxiliar de fortaleza.
Para hablar de la arquitectura de la catedral almeriense es necesario partir de la fecha en la cual comienzan las obras de construcción: hacia la segunda década del siglo XVI, cuando todavía la tendencia de los maestros seguía los postulados artísticos del ya caduco estilo gótico, que algunos autores adjetivan de “tardío” para diferenciarlo de su época de esplendor propia de los siglos XIII y XIV.