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Fray Diego de Villalán, Gran Mecenas de la Catedral de Almería

En la cabecera de la Catedral de Almería, en la capilla central de la girola, llamada devotamente del “Santo Cristo de la Escucha” se encuentra el artístico mausoleo renacentista del obispo franciscano Diego Fernández de Villalán, labrado primorosamente en mármol por Juan de Orea a mediados del siglo XVI. Años antes, el mismo Fray Diego había colocado la primera piedra sobre la que años después se alzaría la seo almeriense. Tras el terremoto que dañó la primitiva catedral, Villalán tomó la decisión de afrontar la construcción de un nuevo templo catedralicio para la reconquistada ciudad de Almería, cuya diócesis pastoreó entre 1523 y 1556.

Amigo del Cardenal Cisneros y predicador Real, Villalán acometió con valentía no sólo esta magna edificación, sino la composición material y espiritual de toda una diócesis poblada de conversos recién cristianizados y arruinada por los continuos ataques piratas berberiscos. Sólo una personalidad decidida y un carácter inquebrantable como el de este prelado hicieron posible que la Diócesis de Almería despegara por mérito propio dada su difícil situación junto al mar en una época marcada por la profunda pugna entre el Islam y la Cristiandad que jalonó todo el siglo XVI en la Europa de aquel tiempo.

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Beato Diego Ventaja. La Capilla de los Mártires de la Catedral

La Capilla de los Mártires de la Catedral de Almería (antes llamada de la Esperanza) custodia en su interior un gran lienzo en el que se rinde homenaje al obispo almeriense Diego Ventaja Milán (1880-1936), representado junto al obispo accitano Manuel Medina Olmos (1869-1936) y un grupo de hermanos de La Salle, todos ellos martirizados en agosto de 1936, semanas después de comenzar la Guerra Civil Española. Los dos prelados fueron beatificados por San Juan Pablo II el en Roma en 1993, en una ceremonia presidida por este gran lienzo, del que se encuentra una réplica semejante en la Catedral de Guadix. Su fiesta se celebra el 31 de Agosto.

Tanto el beato Diego Ventaja como el beato Manuel Medina procedían de entornos rurales de familias humildes y profundamente cristianas. Sus dotes intelectuales fueron óbice para que cursaran estudios superiores de Filosofía y Teología, siendo ordenados sacerdotes tras finalizar sus grados con brillantes calificaciones. Como alumnos de las Escuelas del Sacromonte, acercaron la cultura y la enseñanza a las clases populares siguiendo el ideario de su maestro granadino el Padre Manjón. En sus respectivas diócesis, antes de sufrir martirio por su condición religiosa, llevaron a cabo grandes proyectos orientados a la mejora espiritual y material de la vida de los trabajadores, en concordancia con el apostolado social impulsado por el papa León XIII en su conocida encíclica Rerum Novarum.